| Una bicicleta eléctrica o e-bike 
                es aquel vehículo de dos ruedas que es impulsado por dos pedales que transmiten 
                movimiento a la rueda trasera y por un pequeño motor eléctrico. El objetivo principal de 
                este nuevo componente es el de ayudar en el pedaleo del ciclista, por lo que la 
                velocidad base no suele superar los 32 km/h. De todas maneras, en algunas legislaciones 
                como el de la Unión Europea la velocidad máxima con el motor encendido no puede 
                sobrepasar los 27’5 kilómetros por hora. En caso contrario, se rompería un límite 
                legal y la bicicleta pasaría a ser considerada una motocicleta eléctrica, la que sí 
                requiere una certificación de uso, licencia y seguro. Las baterías usadas por estos vehículos suelen tener una autonomía de 
                entre 35 y 70 kilómetros y pueden recargarse en cualquier red eléctrica o en un 
                panel solar. En Alemania, por ejemplo, al ser un producto que ha ganado tanta popularidad 
                en los últimos años, el gobierno ha colocado puntos de carga de baterías por las 
                calles. A pesar del avance y la innovación que al parecer suponen las e-bikes, en 
                realidad no es ni una idea ni un producto actual. Ya en año 1859 Gastón Planté creó 
                para las bicicletas una 
                batería de plomo recargable. Asimismo, a finales del XIX se registraron varias patentes 
                en los EEUU que muestran la intención de hacer unos vehículos similares: en el año 1895 
                Ogden Bolton Jr. diseñó la primera bicicleta de baterías, en 1897 Oseas W. 
                Libbey inventó una bicicleta que se propulsaba gracias a un doble motor eléctrico, en 
                1898 Mathew J. Steffens añadió una correa de transmisión a la rueda trasera de la 
                bicicleta, y en el año 1899 John Schnepf diseñó el modelo de transmisión por 
                fricción, que luego fue retomado en el año 1969 por Wood Jr. A lo largo del XX se sucedieron las patentes e incluso se fabricaron algunos modelos. 
                Por ejemplo, en la década de los 20 se construyó en Alemania el primer motor para una 
                bicicleta eléctrica, que luego fueron curiosamente utilizadas en el servicio público 
                de correspondencia, y en la década de los 30 aparece en EEUU una bicicleta que reutiliza 
                un generador de un Ford T. De todas maneras, la máxima expansión de este producto se dará a finales del siglo 
                XX y a principios del XXI, sobre todo debido a la promoción en la década de los 70 de bicicletas eléctricas en China 
                por parte del gobierno comunista (aunque no tuvo mucha popularidad por su límite de 
                velocidad) y por la introducción en 1989 de la bicicleta Hercules Electra y Saxonette 
                en el mercado alemán. Todos estos precedentes han permitido que desde el año 1998 la venta de las bicicletas 
                eléctricas se haya disparado, sobre todo en China, donde se cree que podría haber más 
                de 120 millones de e-bikes. Asimismo, este crecimiento ha sido pronunciado sobre 
                todo en los espacios urbanos, donde estas bicicletas son de mayor utilidad que en el campo 
                para realizar diferentes tareas. Fruto de esta necesidad, los productores de bicicletas 
                eléctricas buscan nuevos diseños que se adapten a la demanda, como las bicicletas 
                eléctricas de carga. Una situación que deja entrever que los ciudadanos optan cada vez 
                más por este transporte para su movilidad, a veces un tanto complicada en las grandes 
                ciudades. 
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